¿Qué es la obsolescencia programada? ¿Qué marcas hay que evitar?
Seguramente has escuchado hablar de la obsolescencia programada. Puede parecer un término relativamente reciente, pero lo cierto es que es bastante antiguo. Es una práctica para poner fin a la vida útil de un producto mediante minuciosos cálculos de sus diseñadores e ingenieros para que pasado un ciclo comience a fallar o ya no sea útil.
Resulta que a los fabricantes ya no les sale tan rentable fabricar productos de calidad y duraderos como antes. Eso servía para fidelizar a sus clientes, haciendo que estos valorasen la durabilidad y fiabilidad para confiar en la marca. En cambio, el nuevo ritmo de vida frenético y compulsivo a la hora de comprar que tenemos ha hecho que los fabricantes cambien de táctica.
La forma de pensar de una persona hace unas décadas era la de adquirir un producto de calidad para que le durase el mayor tiempo posible y no tener que volver a invertir dinero en sustituciones o reparaciones a corto plazo. Por eso los fabricantes satisfacían estas necesidades. Pero para la economía de las empresas que proveen no resultaba tan rentable. No es mejor vender 1 que 2…
Pero para cambiar la forma de proceder sin disgustar a los clientes hay que cambiar a los propios clientes. La publicidad se ha encargado de modificar a la sociedad, haciéndonos más impulsivos a la hora de comprar y pensar a corto plazo, nos ha hecho más ambiciosos. Queremos todo aquello que vemos y lo queremos ya. Eso hace que ya no se busquen productos duraderos, ahora queremos el último smartphone, la última tarjeta gráfica, etc. y cuando sale un nuevo modelo lo queremos.
De este modo tan sutil pero eficaz, nos han hecho mirar hacia las cualidades de los productos y «olvidar» la fiabilidad y durabilidad. ¿Qué nos importa ahora gastarnos 900€ en un smartphone que no nos va a durar más de 1 o 2 años? Nos sobra, porque cuando salga el siguiente modelo lo vamos a querer igual. Y es aquí donde entra en juego la obsolescencia programada en las tres ramas que yo personalmente la diferencio:
- Obsolescencia programada prestacional: seguramente has adquirido un producto que creías suficiente para satisfacer tus necesidades y con el paso del tiempo has visto que no es así. Recuerdo tener un disco duro de 10GB en mi primer equipo que me parecía más que suficiente. Luego utilicé uno de 40GB al darme cuenta que me equivocaba. Más tarde vendría el de 120 y así sucesivamente hasta ahora que tengo varios TB. Quizás no sea el mejor ejemplo, porque la cantidad de datos y el ancho de banda de las redes usadas actualmente ha crecido, por tanto tenemos más capacidad de almacenar información y por eso dicha necesidad. Pero sí que demuestra cómo poco a poco necesitamos más. Con los Hertzios pasa algo similar, los fabricantes de chips han creado auténticas guerras por aumentarlos progresivamente hasta que algunos techos tecnológicos han hecho de esta unidad algo poco atractivo y ahora nos seducen con la cantidad de núcleos… No queremos un chip dualcore si existe un quadcore ¿verdad? ¿Para qué un USB 1.0 si hay un USB 3.0?
- Obsolescencia programada social: los fabricantes por medio del marketing y la manipulación de la propia sociedad crean necesidades donde antes no las había. Steve Jobs sabía mucho de esto. Si a un ciudadano de hace tres décadas le hubieses dicho que tener un teléfono móvil es algo imprescindible se hubiese reído de ti pensando que estás loco. Ahora el loco es aquel que no tiene un teléfono móvil. Y no basta con tener un teléfono cualquiera, hay que tener «el teléfono». ¿Nunca has sentido que tener un iPhone es algo más «chic»? ¿Y que si tienes un Samsung Galaxy S3 en vez del S8 eres el anticuado del grupo?
- Obsolescencia programada funcional: por último se sitúa la obsolescencia programada que yo llamo funcional. Esta es un poco más crítica y está algo más camuflada, puesto que es la menos atractiva para los usuarios y clientes. No queremos productos que se rompan, pero los fabricantes tampoco los quieren eternos. Entonces los ingenieros realizan cálculos para buscar un termino medio. La frase «Hasta que dure la garantía» lo resumiría bien… Si compras un smartphone y dura décadas… vaya chollo. ¿Y por qué es necesaria esta otra teniendo las dos anteriores? Bueno, hay personas que no necesitan siempre tener lo último o que piensan algo más en ahorrar. Aunque parezca raro hay personas que se conforman con un Samsung Galaxy S3 cuando ya han lanzado el S8 Plus. Y lo curioso es que viven (irónico evidentemente). Pues a estas personas hay que impulsarlas como sea a la compra y es haciendo que sus dispositivos dejen de funcionar. Al final el S3 tendrá que ser sustituido por un S8.
Y para finalizar, contestar a la segunda pregunta del título. Algunos piensan que hay marcas con una mayor obsolescencia programada, y están en lo cierto, aunque lo que no es cierto es que haya marcas sin ella. Lo que si podemos analizar en el mercado es marcas que priorizan más un tipo u otro de obsolescencia programada. Por ejemplo, las marcas low-cost suelen tener una mayor obsolescencia programada funcional, puesto que son personas que no se dejan guiar tanto por las marcas y el marketing, sino que buscan productos funcionales baratos. Mientras que las marcas más Premium como Samsung o Apple suelen dar más importancia a la social y prestacional, dejando una durabilidad mayor que no manche a sus productos con mala fama.
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