¿Cómo elegir el mejor SSD o HDD? (Desactualizado)
- Capacidad: como es lógico, una de los principales datos por el que debemos guiarnos para comprar un disco duro es la capacidad. Este dato es muy personal, ya que cada persona puede necesitar una capacidad distinta según sus intereses. Pero es aconsejable comprar un disco duro mayor para no tener problemas de espacio en el futuro. Creanme, aunque pienses que es suficiente, nunca es suficiente. Un disco duro magnético de 1TB (1000 GB) ya es un gran disco duro, aunque los hay de mayor tamaño. En cuanto a los SSD, tendrás que conformarte con capacidades inferiores alrededor de los 500GB por el momento o pagar precios bastante elevados por discos SSD superiores a esta capacidad. Hay que decir, que tanto los SSD como los HDD están en constante desarrollo para aumentar las capacidades y puede que desde que se ha escrito este artículo hayan aumentado las capacidades. Por ejemplo, Western Digital ha presentado un disco duro de 6TB que es un 23% más eficiente y un 38% más rápido. El secreto está en el helio, que sustituye al aire del interior del disco que limitaba la cantidad de platos internos imponiendo 5 por pulgada. El WD de 6TB puede tener 7 por pulgada gracias al helio y este gas ofrece menos resistencia que el aire, permitiendo que los discos no demanden tanta energía para girar y sean más silenciosos. Seagate hizo algo similar para superar la barrera de los 500GB con un disco de 750GB hace años, pero la solución de Seagate fue la denominada tecnología PMR (Perpendicular Magnetic Recording). PMR grababa los datos perpendicularmente para que cada bit ocupase menos espacio que en la «Longitudinal Recording» convencional.
- Tipo: creo que es el segundo factor más importante, determinar el tipo de disco que necesitamos según el uso que le vamos a dar. Por lo general existen tres tipos: los discos duros magnéticos o HDD (Hard Disk Drive), los discos duros de estado sólido o SSD (Solid State Disk) y los híbridos (SSHD). Los magnéticos que son los convencionales y utilizan un sistema electromecánico y guardan la información magnéticamente en platos. Son bastante fiables, pero son los más “lentos” (puesto que usan partes mecánicas), aunque resultan suficientemente rápidos para la mayoría de usuarios. Los discos SSD son discos que emplean memorias flash/DRAM electrónicas (chips de memoria como los de los pendrives o las tarjetas de memoria). Eso hace que no dependan de partes mecánicas y los accesos sean muchos más rápidos, similares a los de una RAM. Pero los SSD, al basarse en memorias flash/DRAM, sus celdas se deterioran con las lecturas/escrituras, llegando un momento en el que dejan de funcionar y no se pueden recuperar los datos (las últimas tecnologías pueden extender desde 100.000 a 1.000.000 de ciclos). Por último, los híbridos son en realidad discos duros magnéticos a los que le han añadido una memoria flash (como la de los SSD) y tecnologías que cargan los datos que se usan frecuentemente para agilizar la velocidad. Si necesitas un disco duro rápido y fiables a la vez, la mejor solución es optar por un híbrido. En cambio, si lo que haces es usar videojuegos o programas que necesiten mucho rendimiento, sin importar tanto la fiabilidad, compra un SSD. Otra opción recomendable es optar por un disco duro SSD para instalar el sistema operativo y demás software y otro HDD para guardar tus datos más importantes… Además, ten en cuenta que los SSD son más caros y tienen menor capacidad (no suelen superar los 500 GB, aunque hay algunos de hasta 1TB, frente a los 3TB o más de los HDD).
- Tamaño: según para lo que vaya destinado el disco duro, tendrá que tener un tamaño determinado. Por ejemplo, si es un disco duro para un ordenador portátil, este debe ser de 2.5” y si es para un sobremesa de 3.5” (aunqeu también valdrían los de 2.5” con un adaptador para las bahías). Incluso existen otros discos duros de otros tamaños, como por ejemplo los de 1.8” para otros dispositivos móviles (reproductores de MP3,…). También existen de 1” y de 0.85”. Si el uso que le vas a dar es “movido”, es decir, si el disco duro va a sufrir movimientos bruscos o golpes, lo mejor es escoger uno pequeño, puesto que aguantan mejor las vibraciones que los de 3.5”.
- Interfaz: es importante elegir la interfaz adecuadamente, no solo por cuestiones de compatibilidad de conexión, sino porque de esta depende la velocidad de transferencia de datos entre el disco duro y el equipo. Los antiguos IDE/ATA han dejado paso a los SATA, USB, Firewire, SCSI, Esata,… Lo normal es que si es un disco duro interno se escoja la interfaz SATA III (siempre que sea compatible con nuestro sistema, la versión 3 puede llegar a tasas de transferencia de 600 MB/s), mientras que para los externos sería mejor seleccionar un USB 3.0 (con tasas de transferencia igual al SATA III) por cuestiones de compatibilidad (no todos los equipos soportan eSATA, SCSI o Firewire, pero sí que tienen USB y éste tiene retrocompatibilidad con versiones USB 2.0 y USB 1.1…, así que en ese sentido no hay problema).
- Tiempo de lectura: es el tiempo que tarda la aguja del cabezal (en los discos duros magnéticos) en situarse en la posición pista/sector donde se lee el dato requerido. Es interesante que este tiempo (medido en milisegundos o nanosegundos) sea lo más bajo posible, porque esto indica que el disco duro será más rápido. Un tiempo de 8 ms para un disco duro magnético está muy bien, en cambio para uno de estado sólido podría rondar los 550 ns… Otros datos aportados por algunos fabricantes son el tiempo medio de acceso, tiempo de escritura, latencia, etc., pero el de lectura puede indicarnos más gráficamente la velocidad que tendrá.
- Tasa de transferencia: es la cantidad de bites por segundo que puede transferir el disco duro desde o hacia el exterior. Esto será interesante para saber si el disco duro será rápido o no, un disco duro muy rápido y con una tasa de transferencia baja hará un efecto de “cuello de botella” y afectará al rendimiento.
- Velocidad de rotación: esta interfiere directamente en la velocidad del disco. Indica a cuantas revoluciones por minuto giran los platos del disco (solo para discos duros magnéticos). A mayor velocidad, menor latencia media, es decir, menos tiempo tardará la aguja o cabezal en situarse en el sector deseado. Lo normal son 7200 rpm para discos duros de 3.5” y 5400 rpm para 2.5”, por debajo de esto sería algo lento.
- Caché o buffer: es una memoria flash que integran los discos duros. Esta memoria es más rápida que la del disco duro y hace de enlace entre el disco y el sistema. Con esta memoria intermedia se agilizan los procesos, ya que se puede llegar de datos desde/hacia el disco duro y esta puede ser accedida de manera más rápida. Así que busquen discos duros con buffer mientras mayor mejor, una buena cantidad puede ser entre 8 y 16MB. En los SSHD, esta caché tiene especial importancia y suele ser de mayor tamaño.
- Resistencia a los choques: es muy importante en discos duros magnéticos, ya que al estar compuestos por partes mecánicas como el cabezal, esta puede impactar con la superficie del plato y dañarlo o arañarlo, quedando inservible la información. Recuerden que los discos duros magnéticos de menor tamaño suelen resistir mejor los golpes al tener menos masa. Algunos fabricantes nos expresan la resistencia a golpes en función del tiempo, diciéndonos la cantidad de fuerzas G que es capaz de soportar en funcionamiento, fuera de operación o vibración operativa. Algunos más resistentes pueden llegar a soportar golpes de hasta fuerzas de hasta más de 300 Gs fuera de operación, mientras que suelen soportar fuerzas de 80 Gs en funcionamiento y algo más de media G en vibración operativa. Los discos duros SSD pueden resistir golpes de hasta 1000 Gs, en este sentido son mucho más resistentes al no disponer de partes mecánicas.
- MTBF (Mean Time Between Failures): es una unidad que mide el tiempo promedio entre fallos. Este factor suele estar muy ligado a los discos duros SSD, aunque también se emplea para los discos duros magnéticos. Normalmente los SSD suelen ser menos propensos a fallar, aunque a veces que pueden tener este tipo de fallos en sus celdas. Lo normal para un disco duro magnético de buena calidad es tener un MTBF de entre 1.400.000 y 2.000.000 horas, mientras que los SSD pueden ir desde los 1.000.000 hasta más. Es importante elegir un disco duro con un MTBF muy alto, así nos aseguraremos de que los fallos son mínimos.
- Porcentaje de fallos: es la cantidad de fallos que suelen aparecer en los discos duros. Estos datos no suelen facilitarlos los fabricantes, sino empresas dedicadas a realizar test de los productos existentes. Según estos análisis, los discos duros SSD que menos fallan son los Samsung, seguidos de los Plextor, en tercer lugar los Intel, cuarto puesto para Crucial, quinto para Corsair y sexto para OCZ. En cuanto a los HDD, los Toshiba suelen ser los mejor parados en este sentido, seguidos de los Seagate, luego vendrían en tercer lugar los Western Digital, cuarto puesto para Samsung (la división de discos duros fue adquirida por Seagate) y quinto para Hitachi (HGST). Esto puede variar de un año para otro y del tamaño de disco elegido, los datos expuestos pertenecen a un estudio de 2013, pero cuando hablamos de capacidades mayores, los mejores parados eran los Hitachi (seguidos de los WD y los Seagate salen bastante mal parados) y los peores los Toshiba… También es diferente analizar un Seagate Barracuda, que un Seagate Momentus o un Seagate Constellation, pro ejemplo. Evidentemente la serie Seagate Constellation tendrá una fiabilidad impecable, ya que están destinados a empresas y gobiernos. Me gustaría decir que Seagate ha sido una de las mejores durante muchos años, pero últimamente está bajando un poco su fiabilidad (puede que tenga algo que ver la adquisición de la compañía de recuperación de datos). En cambio otras que permanecían a la sombra parecen haber resurgido, como HGST (actualmente adquirida por WD).
- Consumo: el consumo no es un factor clave en el rendimiento, pero sí en el ahorro y en el respeto con el medio ambiente. Un disco duro más eficiente siempre interesará más, sobre todo si se va a destinar a un sistema NAS o RAID. Visualiza los datos sobre consumo entre discos duros y mira cual es el más adecuado, sobre todo si va destinado a un equipo móvil o que depende de una batería. Los SSD suelen tener un consumo más bajo, que debería estar por debajo de los 2w. Mientras que los HDD pueden llegar a los 5w.
- Calor disipado: es interesante conocer si el disco duro se calienta mucho o no. El calor puede afectar al rendimiento y además causa daños tanto en los discos duros magnéticos como en los de estado sólido. Evita comprar discos duros de los que hayas leído que se calientan demasiado y asegurate de que tenga una buena ventilación o refrigeración. Los nuevos discos HDD con helio se sobrecalentarán menos por las propiedades de este gas. Los SSD deben estar compuestos por chips eficientes que no tengan un elevado TDP.
- Rango de temperatura operativa: a no ser que estés en condiciones extremas o para uso militar (en el hilo o desierto), esto no debe ser un problema grave. Pero sí que deberías fijarte en el rango especificado por el fabricante, que normalmente puede ir de 5ºC a 60ºC. Mientras más alto sean estos valores, mejor, puesto que deberían soportar las altas temperaturas mejor. Los discos duros SSD tienen ventaja, puesto que pueden aguantar rangos entre -60ºC y 95ºC sin problema.
- Ruido: los SSD no emiten sonido, al no tener partes mecánicas y piezas móviles. En cambio los HDD si que las tienen y los sonidos deben de ser lo más bajos posibles, por cuestiones meramente de confort (a no ser que te dediques a la edición de sonido y necesites un equipo ultrasilencioso). El ruido generado se mide en decibelios (dB) y puede llegar a los 26dB durante el funcionamiento y algunos decibelios menos durante el reposo.
MÁS CONSEJOS
¿CUAL ELEGIR EN CADA CASO?
Llega la hora de la verdad y ahora analizamos tres discos duros HDD, tres SSD y otros tres híbridos. De bajo, medio y alto coste en cada caso para que se adapte a todas las necesidades y bolsillos. Espero que te sea de mucha ayuda:
- Si lo que buscas es un disco duro magnético y con un coste de menos de 50€, puedes optar por el Western Digital Caviar Blue de 320 GB. Este disco duro está bastante bien de precio y tiene un buen rendimiento y fiabilidad. En cambio, si quieres un disco duro de un precio medio y algo más de capacidad, puedes elegir el Seagate Barracuda ST1000DM003 1TB 7200 rpm con un desembolso de menos de 80€. Con el tendras un rendimiento bastante bueno y es uno de los discos duros más fiables de 1TB de capacidad. Si no tienes problemas de dinero y deseas hacer la mejor compra, puedes adquirir el Seagate Constellation ES.3 ST4000NM0033 4TB tiene una capacidad inmensa y unas prestaciones de lujo, con la fiabilidad mejor que puedas encontrar (eso sí, el precio es de unos 270€). El Constellation está pensado para trabajar sin descanso, 24h y 7 días a la semana…
- En el terreno de los SSD, te aconsejamos el Plextor PX-128M5S de 128 GB, si buscas algo asequible por debajo de los 80€. Tiene una buena relación calidad/precio frente a otros competidores. Para desembolsos intermedios, puedes seleccionar el Samsung 840 Pro 256 GB, que cuesta unos 150€ y tiene una calidad muy buena. Nuevamente si lo que quieres es lo mejor del mercado y no te importa el dinero, tu disco duro es el Samsung 840 EVO 1TB que es tuyo por menos de 450€.
- Ahora pasamos a los híbridos (SSHD), si es que te ha gustado esta opción. Para un disco duro SSHD de bajo coste, unos 70€, puedes optar por el Toshiba SSHD 500GB. En cambio, si deseas algo intermedio de unos 100€, puedes comprar el Seagate SSHD ST1000LM014. Y el rey en este sentido es el Seagate SSHD ST4000DX001 de 4TB con un precio de algo menos de 200€. Como sabrán, en este sentido las unidades de Seagate cuentan con ventaja, ya que tienen la tecnología Adaptive Memory y sus competidores no.
Ahora ya sabes más cosas para tu próxima compra…